Crear una Sociedad Limitada (SL) es una de las formas más comunes y atractivas de emprender en España. Esta modalidad permite a los socios limitar su responsabilidad al capital aportado, protegiendo su patrimonio personal frente a posibles deudas empresariales. Sin embargo, una pregunta frecuente entre quienes consideran esta opción es si es posible ser socio de una SL sin ser autónomo. La respuesta es sí, y en este artículo explicaremos detalladamente cómo y en qué circunstancias se puede hacer.

¿Qué es una Sociedad Limitada?

Una Sociedad Limitada (SL) es una entidad mercantil cuyo capital está dividido en participaciones sociales, las cuales no pueden ser negociadas libremente, sino que su transmisión está restringida. La principal característica de esta forma jurídica es que la responsabilidad de los socios se limita al capital aportado, es decir, los socios no responden con su patrimonio personal por las deudas de la sociedad.Además, la SL transmite una imagen de mayor solvencia y seriedad, facilitando relaciones comerciales y acceso a financiación, y puede ser constituida por uno o varios socios, permitiendo flexibilidad en la estructura, además la administración puede ser llevada por uno o varios administradores, lo que proporciona una mayor adaptabilidad en la gestión empresarial.

¿Es necesario ser autónomo para ser socio de una SL?

La creación de una Sociedad Limitada no requiere que los socios sean autónomos. Sin embargo, es importante distinguir entre los distintos roles que pueden desempeñarse dentro de la SL, ya que de ello dependerá la necesidad o no de darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).

  1. Administradores y socios trabajadores: La figura del administrador es crucial en la estructura de una SL. Si una persona física asume el rol de administrador y lleva a cabo labores de dirección y gerencia de manera habitual, debe darse de alta en el RETA. Esto se debe a que el administrador desempeña funciones ejecutivas que implican una relación laboral con la propia sociedad. Además, si el administrador es también socio mayoritario (posee más del 25% de las participaciones sociales), se considera que ejerce una influencia significativa en la empresa, lo que refuerza la obligación de darse de alta como autónomo. En el caso de los socios trabajadores, aquellos que, además de ser socios, trabajan en la empresa y perciben una remuneración por su trabajo deben también darse de alta en el RETA. Este es el caso de los socios que participan activamente en las actividades diarias de la empresa, como la producción, ventas, o cualquier otra función operativa. La Seguridad Social considera que estos socios trabajadores tienen una relación laboral con la empresa, aunque sea de forma societaria, y por tanto, deben cotizar como autónomos. Es importante tener en cuenta que, aunque los socios trabajadores deban darse de alta en el RETA, no necesariamente se les aplican las mismas cotizaciones que a los autónomos individuales. Existen bonificaciones y reducciones específicas para socios de sociedades laborales y cooperativas, que pueden aplicarse dependiendo de las circunstancias individuales.
  2. Socios inversores: En contraste con los socios trabajadores, los socios inversores se limitan a aportar capital a la empresa sin involucrarse en su gestión diaria. Estos socios no tienen funciones ejecutivas ni participan en la toma de decisiones operativas. Simplemente, invierten en la sociedad esperando obtener un retorno sobre su inversión a través de dividendos o la valorización de sus participaciones sociales. Los socios inversores no necesitan darse de alta como autónomos en el RETA porque su rol no implica una actividad económica regular. Su relación con la empresa es meramente financiera, y no laboral. Sin embargo, es importante que esta diferenciación quede claramente establecida en los estatutos de la empresa y en la práctica diaria, para evitar cualquier confusión o malinterpretación por parte de la Seguridad Social. Es crucial que los socios inversores no desempeñen funciones que puedan ser consideradas como laborales, ya que esto podría obligarles a darse de alta en el RETA. Además, aunque no estén obligados a cotizar como autónomos, los socios inversores deben estar atentos a las obligaciones fiscales derivadas de su inversión, como la tributación de los dividendos recibidos o las ganancias obtenidas por la venta de sus participaciones.

Procedimiento para crear una Sociedad Limitada.

El proceso de constitución de una SL implica varios pasos y trámites administrativos:

  1. Certificación negativa de denominación social: Se debe solicitar al Registro Mercantil Central un certificado que acredite que el nombre elegido para la sociedad no está ya registrado.
  2. Redacción de los estatutos sociales: Los estatutos deben incluir, entre otros aspectos, el objeto social, la denominación, el domicilio, el capital social y la estructura de administración.
  3. Aportación del capital social: El capital mínimo para constituir una SL es de 3.000 euros, que debe ser depositado en una cuenta bancaria a nombre de la sociedad en constitución.
  4. Firma de la escritura pública: La escritura de constitución debe ser firmada ante notario, quien se encargará de inscribir la sociedad en el Registro Mercantil.
  5. Obtención del NIF provisional: Se debe solicitar el Número de Identificación Fiscal (NIF) provisional para poder operar desde el inicio.
  6. Inscripción en el Registro Mercantil: Una vez inscrita la sociedad, se obtiene el NIF definitivo y se puede comenzar a operar de forma oficial.

Crear una Sociedad Limitada sin ser autónomo es completamente viable, siempre que se entienda claramente el rol que cada socio desempeñará dentro de la empresa. Esta modalidad ofrece numerosas ventajas, especialmente en términos de protección patrimonial y percepción de seriedad empresarial. No obstante, es fundamental estar bien informado y, en muchos casos, contar con el asesoramiento de un experto en administración y finanzas para asegurar que todos los trámites se realizan correctamente y que la estructura de la sociedad se ajusta a las necesidades y objetivos del negocio.

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